Foto tomada el 11 de ene del 2014 por Miguel Matute |
De seguro, muchos de ellos estuvieron desde antes que nazcan nuestros abuelos, aunque, pasan inadvertidos y en silencio, 355 días del año…
El vértigo de nuestra vida citadina, no nos permite detenernos a contemplarlos… a entender su importancia y a comprender el verdadero significado de vivir en armonía con “ellos”… y es que somos tan parte de este mundo, que aislarnos, y creer que nuestrocamino al desarrollo como ciudad, debe ir en contrasentido al de ellos, es ya, nuestro mayor error… si no cambiamos el rumbo hoy, será muy tarde cualquier arrepentimiento.
Encontrar y admirar a los Guayacanes en Guayaquil, que hace muchas décadas, engalanaban cualquier rincón de nuestra ciudad, se ha convertido en una tarea complicada, pero posible aún… quedan algunos, que justamente en estos primeros días de invierno, se visten con sus mejores “galas”, para junto a una buena y sonora bofetada, decirnos sutilmente, que están aún entre nosotros, y que no es tarde su protección!!!
Hay algunas “manchas” de ellos en las laderas del Bosque Cerro Colorado (por el lado de la Av. Pascuales-TT y frente a Metrópolis, atrás del cuartel de Bomberos)… otros, en las faldas de los cerros atrás de Parques de la Paz y de la ciudadela La Joya… muy pocos y jóvenes, frente al redondel del Pescador, en la ciudadela La Ferroviaria… otros, en la parte alta de la entrada a los túneles del Cerro Paraíso (sentido Sur-Norte)… unos tres, atrás del Colegio Dolores Sucre y Club Nacional, y otro más, atrás de la Cía. Ivan Bohman en la vía a Daule… Si tienen oportunidad de pasar por la Perimetral, justo frente a las oficinas de Amagua (antes del desvío a Samborondón), se encontrarán con un bosquecillo natural de unos 30 de ellos que bien vale la pena, detenerse a fotografiarlos y contemplarlos… otros, aunque algo “confundidos” por el riego constante, en las jardineras exteriores de ciudadelas en la Vía Puntilla-Samborondón, como Toscana, Granoller y unos 20 en fila, en Castelago… estos últimos, lamentablemente mimetizados con sendas palmeras, como si se tratara de un lugar híbrido entre un Bosque Seco Tropical y cualquier avenida de los Mayami-Beach!!… en los terrenos de Schoenstatt, cerca a la J.T.Marengo, habrán unos 5 más de ellos… y un “Mohicano”, que fácilmente tendrá la edad de mi querido viejo (el de la foto), en la mitad de la subida, que va desde la Alborada 10ma etapa, hacia Jardines de La Esperanza (en los terrenos del Complejo La Salle) y a muy pocos metros de la ampliación de esta vía…
Mi hija, con su cara de ternura “desintoxicada”, me preguntó que por qué me detengo a contemplarlos y a fotografiarlos… no sé si realmente necesite un diván para explicar este sentimiento, que mezcla culpa y admiración… y es que algunos de ellos (probablemente familia de uno que detallo en el listado), forman parte de mi hogar desde mi niñez, en su forma post-mortem como silla, mesa o un simple batiente!!! Sentimiento de culpa que ha ayudado a generar una verdadera admiración y respeto hacia su belleza y nobleza...
El “traje de noche”, les dura pocos días, así que invitémonos a buscarlos, a contemplarlos, y por qué no, a protegerlos!!!... claro está, luego de recibir nuestra parte de la bofetada…
Por Miguel Matute
Coordinador Cerros Vivos